2 de noviembre de 2011

Recuerdo



Pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono… Hace poco revolví los recuerdos de un baúl y encontré el polvo de la nostalgia. Lo sé porque me dio alergia de soñar y lo cerré antes de enfermarme de soledad. Sin embargo, al cerrarlo apresurada volqué todo su contenido en la alfombra. Por eso pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono. Lo contesté luego de tres timbrazos y una grave pero esperada voz masculina dijo:

“La vida es como un helado porque…”

“¿Por qué?”

“Porque se derrite antes de podértelo comer completo y te mancha los dedos para que pruebes las sobras de su ilusión”. – Sonreí.
“Tan pesimista, Armando”.

“Realista, preciosa. ¿Qué vas a hacer esta noche?”.

“Soñar que te recuerdo”.

“Mejor sueña que me amas lentamente, como en otro tiempo”.
“Ya olvidé como amarte”.

“Lástima, preciosa. Cuídate, cara”.

“Ciao, Armando”

Colgué apresurada y me percaté de su rostro en el espejo. Me volteé azorada y entre llanto y disculpa lo abrasé. Molesto, Armando, el Armando de ahora, dejó el maletín en el suelo y desasiéndose el nudo de la corbata salió por la puerta. Escuché, hasta el silencio, el motor alejándose…

...

El olor a whisky en su boca me provocó náuseas y su cuerpo fuerte e implacable ahora me causaba miedo. Me desnudó y sentí sus dedos torpes lastimarme. Y entre embestida y golpe me transporté en el tiempo y una vez más pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono.

(2005)

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