7 de diciembre de 2008

Treinta años de secretos...

Espero sentada junto al teléfono...esa llamada de todas las semanas... La que me trae el recuerdo de una noche ya pasada entre sus brazos, y la nostalgia de jamás repetirla... Y el teléfono suena una, dos...tres y... lo contesto. ¿Para qué negarlo? Te saludo acaloradamente y me dices que me extrañas, que deseas verme... y miro cautelosa a ambos lados y en susurro te digo que te amo... No son las palabras lo que deseas...sino el acto. El acto de dejarlo todo... de vivir por ti, aunque ya viva para ti...Quedamos en el mismo sitio...el restaurante de la esquina, seis cuadras más abajo de mi casa... y nos miramos a los ojos largamente y me rozas con tu pierna mi tobillo... Entreabriendo los labios cierro los ojos y pasó mi lengua sobre mis labios resecos... ¡Como te deseo!... Entre las pestañas veo tus senos moverse al ritmo de tu respiración y los recuerdo entre mis labios... tu vientre plano me llama a besarlo... y ¡Dios, que martirio! Nos miramos y tomándonos de la mano, salimos apresuradas... La cama nos espera... Esa cama de hotel de paso que ha visto más amantes que enamorados... Y nos dejamos ir por las caricias, tus pechos rozan los míos, y pezón a pezón descargan chispas de placer. Tomo tu rostro entre mis manos, y beso tu frente, tus mejillas, tus orejas, tu cuello, y marco el camino hacia tu boca... lentamente. Tus manos recorren mi espalda y ardo en deseos de rasgarte la ropa...pero no lo hago. Despacio, muy despacio, te quito la camisa desteñida... Esa piel de leche y miel... ¡Que delicia!... Y en un brazo caemos en la cama...Siempre ha sido así el encuentro...Feroz, ardiente... pero delicado. Te había amado toda la vida...así, ha escondidas...tras las cortinas de mi casa... en el sótano donde tu madre guardaba los muebles viejos... en mi cuarto cuando pasabas la noche, en el taller de fotografía de tu padre... en el baño del colegio para señoritas... donde nos apareciera el deseo... Años van ya de eso... Te veo a diario en los eventos sociales, en las galas, las oficinas repletas de empleados de periódico mediocre... y me miras con tu cámara bajo el brazo, sonriente, y te devuelvo el secreto mirándote sobre mis espejuelos desde mi escritorio de editora...Te hago una seña para que entres a mi oficina... y revolvemos los artículos para el periódico de la tarde siguiente.... Pero otras veces...simplemente nos miramos y sonreímos...te invito a almorzar y entre risas y caricias por debajo de la mesa nos dejamos saber cuanto nos queremos... Tenemos cuarenta y cinco años pero al tocarnos, sentimos el mismo deseo de los quince... Y mis hijos pronto se irán de casa y mi marido no me aguanta... y tu mujer, esa con la que has vivido tranquilamente durante todos estos años, ya no sabe que creer... La pobre no comprende que el amarnos ha sido nuestro vínculo durante años... Toco delicadamente tus largos rizos negros... y miro tus labios y sin saberlo te beso... Me cansé de esperar las llamadas, de los malhumores de la casa, del secreto... Me levanto, te tomo de la mano, te hago parar de tu silla y te beso profundamente ante los ojos sorprendidos de aquellos que nos vieron crecer... Entre las mesas se levanta una mujer y te mira... una lágrima corre por su mejilla... "Son veinte años soportando un engaño, Becca" y sin más decir abandona el local... Me miras y con tristeza en los ojos me dices: "Son treinta años esperando este momento, Linny, y ella... sabes que debo buscarla..." Me besaste tiernamente los labios... y saliste tras la otra... Y yo seguiré esperando la llamada de todas las semanas...y lloraré junto a tu pecho en la cama del hotel... Lloraré por el amor y la rutina...

No estoy sola


Realmente no estoy sola.
El silencio me acompaña
como todas las mañanas.

Me levantó abandonada
y entra apresurado en llanto
por la vieja ventana.

Nunca me ha mentido,
apenas habla.
Nunca me ha despachado
y siempre busca mi tacto
sin importar mi humor de niña malcriada.

Lo siento entre mis carnes,
silbando en mis piernas al andar.
Siento su roce elegante
de aquel habituado a agradar.

Me susurra en el oído
como el amante que no desea olvidar
y entre el recuerdo y su aliento
olvido, como siempre, olvidar
el de aquél otro que si me supo abandonar.

Su sonrisa me persigue,
me atormenta su rostro.
Pero él está solo
entre la gente que sobrevive.

Yo no estoy sola…
El viento me acompaña
Y su música sonora
Me vuela suavemente hasta la coda.


No estoy sola…
el viento, el viento me acompaña.

Recuerdo de un momento apasionado

La paz envolvió mi alma
en guerra de seres imperfectos
a la hora de las esperanzas de almohada.

En olvido nacerán los muertos
al toque de tu mano calma...
y el amor colmará entonces mi pecho.

Mis lágrimas inundarán tus noches
como voz errante de las alegrías
y expirarán las novias de dotes
al escuchar tu alma entre la mía.

Tus labios buscarán mis labios
en un apasionado encuentro,
pero el agua aleja los navíos
donde guarda la memoria los recuerdos.

EPT




Y ella corrió...




Hace mucho tiempo, las aspiraciones del porvenir no la preocupaban. Sentía la vida como un espejismo lleno de luz que pasa rápidamente y a veces, la mayor parte de las veces, te deja un sabor amargo en la boca que solo un beso más logra despachar. Así vivía…corriendo de un lado para el otro sin jamás llegar a ninguna parte. Se sentaba entre los arcos de una facultad y recordaba el amor pasado, ese que tocó sigilosamente a la puerta…Recordando cada vez los versos de José Ángel Buesa: “Soy el amor de amar que odia lo inerme, que se lleva el perfume pero deja la flor…Dime adiós y no intentes retenerme: Soy el amor que pasa… pero soy el amor”. Suspiraba y mirando el reloj sacaba un cigarrillo… La recuerdo desde siempre, desde mucho antes de nacer. Era la mujer de mis atardeceres oscuros y mis mañanas desoladas… La que me deprimía con una mirada y con una sonrisa hacia llorar mi corazón. No suena demasiado enamorado de mi parte pero la realidad es muy diferente de la fantasía.



Todo cambió una noche en las que el andar sin destino con los amigos resultaba suficiente. Ella rió esa noche sin saber que más tarde lloraría de angustia y desesperación. Fue un amigo de esos que nunca se conocen lo suficiente. La desesperación, la necesidad de ser querida, la soledad, y la falsa fantasía del deseo, la impulsó a sus brazos…y desenfrenadamente se lanzaron sobre las carnes del otro. “Nada en la vida es fácil”…excepto el sexo. Es algo natural que guardamos en la parte de nosotros donde reside el instinto, tan característico de los animales. La unión de sus cuerpos bajo la iconografía de Cristo en la sala de la casa de su madre, pasa ahora como una nube de humo entre sus pensamientos. Sin embargo, ha sido el ataque más salvaje de su vida. Nunca un hombre la había deseado tan intensamente. Prácticamente le había quitado la ropa ha manotazos para liberar sus senos. Sus cuerpos se juntaron frenéticos al otro lado de la pared donde estaba la Biblia abierta.



Ella salió de su casa despuntando el alba, con una sonrisa confundida pero satisfecha en los labios. Algo había cambiado…Se acababa de dar cuenta de que el deseo había dictado los pasos de su vida, y que el amor lo había expulsado antes de llegar. Dejaría de ser la chica que se come las sobras de los demás, la que usa el amor de segunda mano y olvida antes de recordar. Pero que difícil cambiar… Ella había amado, pero… el amor se le enfrió en las venas la primera vez. Después, nunca más fue correspondida. Amó terriblemente, lloró hasta el cansancio por el amor que desgarraba sus entrañas, que no la dejaba dormir imaginándolo con LA OTRA. Esa mujer, quizá imaginaria, que la volvía loca de celos. Y el amor se le enfrió, porque se le habían secado las lágrimas gastadas. La segunda vez, ilusionada, espero el beso del amor y entregó su cariño pero no lloró al verlo marchar… No lloró porque el dolor desgarraba el alma pero el orgullo había petrificado el corazón.



Las semanas pasaron y ella siguió enfrascada en el ajetreo constante de los estudios y el trabajo. Ya nada importaba excepto el futuro… ¡que ironía! Antes nada importaba excepto el presente. El primer mes pasó volando pero al mirar el calendario… la sangre se le volvió a enfriar en las venas. No había llegado la visita mensual de los martirios de una mujer. Una lágrima corrió por su mejilla y decidió recordar…cada suceso, cada paso que había dado en su vida, cada lágrima, cada amor, cada deseo alocado, cada angustia…cada abrazo e historia que le contaba su madre en las noches cuando era pequeña…lo recordó todo.





Y ella corrió…

Pequeñas anécdotas de enamorados...


MI AMANTE

Y él hizo el ridículo. Lo hizo por mí, frente a mí, para mí. Sólo mis ojos observaron las mallas pegadas a sus glúteos, el modo antiguo de sus gestos, el atuendo cómicamente clásico; cuando con su falso acento inglés, me susurró al oído:

Si de tu palabra me apodero, llámame tu amante, y creeré que me he bautizado de nuevo, y que he perdido el nombre de Romeo.

Shakespeare, Romeo and Juliet.


KNOCK-OUT


Llevaba tres semanas hablando de la pelea. ¡Lo traía loco! Pero no podía evitarlo. Mi boxeador preferido, ganaría la pelea del año. ¡Estaba segura! Todos los días miraba a Manuel a los ojos, y le decía suspirando que daría lo que fuera por conocerlo.
Ayer, Manuel, llegó a casa sonriendo como demente. Como siempre lo observé alzando mi ceja derecha y él me entregó un caja envuelta en papel de regalo y con un gran lazo colorado justo encima. La abrí y ahí estaban... Me había traído unos guantes autografiados que debieron costarle una fortuna. Me insistió que me los probara y... una lágrima se resbaló por mis mejillas. Era la sortija de compromiso que no me había esperado.

JUEGO PELIGROSO

Soy profesora de literatura inglesa. Mi esposo es Químico. Como ven, nada que ver una profesión con la otra. ¿Cómo me conquistó? Estabamos saliendo y la cosa parecía seria. Un día me sorprendió con unas esposas. Me ató a la cama y entre beso y mordisco me cantó muy bajo (y un tanto desafinado) la letra de la canción que más me gustaba de mi musical preferido.

I feel your fingers -
Cold on my shoulder -
Your chilling touch,
As it runs down my spine -
Watching your eyes
As they invade my soul -
Forbidden pleasures
I'm afraid to make mine.

At the touch of your hand -
At the sound of your voice -
At the moment your eyes meet mine -
I am out of my mind -
I am out of control -
Full of feelings I can't define!

Jekyll & Hyde

Luego me enteré que se había leído el libro, comprado el soundtrack y practicado dos semanas... ¡Vaya delirio!

Mi cuerpo de música oxidada


Me tomó entre sus manos hace ya muchos años… y sentí sus dedos fríos recorrer mi tallo. ¡Que dedos magistrales, que sonrisa de fiera callada, que angustiosa mirada de diva escondida tras una cicatriz! Su rostro me mostró el lado hermoso de lo feo, sus manos me enseñaron el cariño entre mis líneas y sus ojos cerrados lo que significa “Pasión infinita”. Vivía dedicada a mí, a mis necesidades, mis sueños, mis aspiraciones, mis deseos de fama y orgullo. Siempre fui algo arrogante, dada mi procedencia, pero sus largos dedos del color de la nieve derretida me enseñar a alzar la cabeza con humildad, con la testarudez del que sabe que sabe, pero en realidad es simple aficionado. Cuando canté la primera vez, sonrió entre asombrada, adulada y orgullosa. Le dediqué esa canción desde lo mas profundo de mi ser ahuecado y ella lo notó porque susurró un suspiro y me sentí extasiado. La amé con desesperación, no preguntes como sé lo que es amor, simplemente imaginé su sonrisa y la palabra salió flotando plácidamente de mi interior. ¡Anayla! Ese era su nombre de artista redimida entre los acordes de un rock mal afinado pero cantable y adulado. Me acariciaba con afán y yo no tardaba en responderle. Su cicatriz me acariciaba el roble de olmo amedrentado y yo aumentaba la fuera y el volumen de mi voz. Todo eso… fue hace ya mucho tiempo. Ahora ella está enferma y la miró impotente sin creer que mi amada padezca postrada. Su cabello blanco sobre la almohada y su cicatriz en forma de rayo sobre la ceja izquierda me hacen añoran y enternecerme. Y pasaré a otros dedos con su muerte… Lo sé, aunque no deseo aceptarlo. Pensaré siempre, hasta que me destruya el tiempo, que son sus brazos los que abrazan mi viejo cuerpo de Stradivarius y logran sacar la música apasionada entre mis cuerdas.

6 de noviembre de 2008

Socórreme...

Socórreme que ya no puedo
llorar si no es contigo.
Ya no puedo decirle
mis penas a otro.
A otro que no me mire
con tus ojos...
Sin tus ojos tristes
sobre mi rostro lloroso.
Sin tus cabellos negros
de ébano oscurecido
rozando mi mejilla.
Socórreme que ya no puedo
recostarme en otros hombros.
Necesito tu deseo
y tu anhelo escondido
de quimeras enloquecidas
que buscan encerrárme toda la vida
en la tuma perdida
de amores pasados.
Socórreme que ya no puedo
besar si no es contigo.
El roze desesperado
de un silencio prolongado.
El aprender sudorosa
el lenguaje de tu lengua
y rozarte los dientes
dejándote ligeramente excitado.
Socórreme que ya no puedo
bailar si no es contigo.
El movimiento de dos cuerpos
a son de amor desesperado
ya ningún secreto esconde,
ya ningún atractivo guarda.
Cómo bailar en tu cuerpo
sin tus caderas excitadas
atacando las mías,
sin tu abrigo de piel
aropando mi ser?
Sin tu sudor lubricante
yuxtaposicionada a mi pecho
en pie, excitado y anhelante.
Socórreme que ya no puedo...
El orgasmo de tu vida
me hace morir desquebrajada
y pierdo el sentido
de todo lo que me rodea,
todo lo que importa y embelesa.
Veo tu rostro frío, lejano
y una lágrima cae solitaria
por la mejilla aquella
donde antes rozaban tus dientes,
tus labios fuertes.
Socórreme, desgraciado, que ya no puedo...
pero tus pasos se alejan decididos
mientras grito:
Socórreme que ya no puedo
ya no puedo amar si no es contigo!

Confrontación



Simplemente mírame, véme...
Nada más exigo.
Solo el deseo de no ser invisible,
de sentir en mis sentidos.
Todo lo demás sobra,
todo lo demás...
Solo soy aquella ingenua
que olvidó que amarte
era el castigo a sus penas.
Soy la resignada...
No te gusta, no me gusta,
pero es el es, la verdad.

Mírame a los ojos
sin quebrarme la mirada.
Imposible?
La imposibilidad está sobrevaluada.
No te escribo por amor,
pasión o deseperanza.
Te escribo con cobardía,
deseo y mil lágrimas
aguantadas, crucificantes,
en medio de mi garganta.
Te escribo por no llorar,
por no perder otra noche sin palabras.
Te escribo por escribirme,
por plasmarme, verme,
y encontrarme entre tus ansias.
Después de todo, quién soy?
Soy la vagabunda de días,
y horas ocultas.
La solitaria social
de un brindis fracasado.
Lo digo con la misma pasividad
con que te dije "adiós", "te quiero",
o "quizás lloverá mañana".
No es un canto apasionado,
sino fugaz, aislado,
recíproco de pesares,
y soledades latentes en los párpados.
Podría continuar eternamente
este subterfugio de emociones atrasado
pero no deseo la continuidad eterna
de un anochecer pasado.
Deseo expresarte la lágrima furtiva
por no poder rememorarla
sin dejarla caer por mis peñascos.
Por eso te escibo... por mí!
Porque en mí misma te cargo
como un amor latente
cocido en mis pedazos.
Añorante desenfrenado.
Pedazo de piedras,
espanto de antaño.

Mírame mientras te hablo!
Qué he robado tu alma
eso te asusta?
Qué he sentido tu piel
y te lubricas?
Qué he oído tu voz
sin tus palabras?
Mírame porque es necesario!

Mira dentro de mí,
donde ya las palabras
pierden significado.
Mírame más allá del ojo solitario.
MIRAME!
Es una exigencia, un llamado,
es el grito agonizante
de mi alma que te está reprochando.
Mírame, bastardo!
Mira lo que has abandonado!
Observa claramente
el equilibrio extático,
del estómago torcido
que retumba entre tus manos.
Mírame! porque sino...
Por qué sino... qué?
Una amenaza vacía,
un recuerdo lejano?
Mírame, eso es todo.
Con mirarme me conformo,
me encasillo en ese marco
y me rindo brevemente,
me dejo caer entre tus fardos.

Mírame...
Es un susurro entrecortado.
Es el ruego silencioso
del amante olvidado.
Mírame...

Mírame y verás,
el rostro que te amó
con tanto escándalo.
El que se retorció, vencido,
entre tus pies amoratados.
El que heriste de pasada,
sin importancia,
sin prestarle más reparo.
El que aguantó soñoliento
el insulto del deseo
entre tus piernas
y la esperanza vacía
entre tus brazos.
El que olvidó su cuerpo
y recordó el silencio
por capturarte un minuto
entre sus pechos.
Mírame!
Lo grito con la vaga esperanza
de atraparte en mis pestañas
y devorarte enteramente,
con furia y venganza,
el cascarón inmundo
de tu vacía arrogancia.

27 de octubre de 2008

Mía




Escondes en tus labios los secretos
memorables de un pasado en revés;
y me ves, mujer, entre tus suelos,
conmemorando el momento en que tus senos
curvilíneen el pecado del deseo exprimido...
Aquel deseo que olvidamos hace años
entre las notas pasadas
de aquel latín endemoniado de salmos.
Y no te fuerzo pero lo deseo...
Me veo en las noches tocando tu vientre,
abrazando tu pecho,
succionando tus pedazos,
protuberantes de anhelos.
No sé porque las ansias se me confunden,
y termino incesante con el alma perdida
y el turgente sin voz.
Y te poseo...
No porque lo anhele sino porque puedo.
Porque lo sueño, lo respiro, lo siento;
y entre el yuxtaposicionamiento de los cuerpos
puedo violar tu más certero y cubierto
orificio de agua turbias.
Pero no deseo arrebatarte de ti misma...
Porque ser tú todo te cuesta...
Y entre el río olvidado
de las viejas pasiones
nadie pero tú corres desbocada
con la falda alzada
y la barriga llena
de los deseos angustiosos
que no deben ser.
Y mientras con la espalda recta
cumples, en tu mente, la amalgama
de pasiones que olvidaste de mañana
a la puerta de la Iglesia aquella
donde en otro tiempo dejaste de rodillas
la juventud perdida,
otra mujer se apodera de las carnes que deseas
y otra gime los gemidos que tu alma
angustiada de pesares incesables
se esfuerza por ignorar, debastada,
inclinada a huir eternamente
porque la mañana despertó
con tus manos arrugadas,
atadas a un rosario.

Y mañana quizás no me sientas más...
porque abré corrido hacia otro puerto,
donde no me reciba una espalda fría.
Porque tras largos anocheceres de indecencias pensadas
mi mente febril ya no puede con la angustia indeseada
de ser tu amante, tu amante clandestino
de pensares impensables.
El amante que no tocas, que no sientes,
el que escondes con gemidos cada noche
y resuelves ignorar cada mañana.
Porque la vida se me queda sin días
y la poesía sin palabras.
Pero qué son las palabras realmente,
sino el deseo evaporado de atraerte
eternamente al son de mis rítmicas alturas?
Me rindo...
No porque deba sino porque es imperativo.
No soporto soñar cada noche
con el calor del cuerpo que cubre el mío.
Y no te poseo, no te toco,
pero te amo, te anhelo
con el deseo imperioso
de lo que no se debe querer...
Te amo como el silencio ama la voz que no puede poseer;
por eso te abandono, mujer...
Por eso...
Por eso hice la maleta y salí como entré
por la puerta aquella donde otro día te poseí
eléctrica, agonizante...
Donde otro día fuiste mía...
Mía... humedamente mía.

6 de febrero de 2008

Esperanza


Es como el viento
entre los dedos pequeños
que acarician sus mejillas rosadas
y arrastran el susurro efímero
de canciones de mar,
que tararea nervioso al andar.

Es como la arena escurrida
que se aferra a los dedos
como historia caída y fugaz
para disolverse espumosa en la sal.

Es como la luz opaca del cielo furtivo
al dormir arropado, escondido,
entre sus alas de cal
que extienden alegres sus colores espesos
contra el cordón delgado
de sueños perdidos
que se aferran a no despertar.

Es como aquel momento sudoroso, instantáneo,
en que con la mano en alto
y diciéndome adiós
susurraste tristemente al perderte
tu vengativo beso de amor.