9 de junio de 2006

Curvas borincanas


Curvas borincanas
perdidas, extraviadas,
entre tu pasión y la mía...
Curvas olvidadas
entre las sábanas bañadas
de nostalgias ensangrentadas...
¿Eran tus curvas o las mías
las que susurraban
viejos boleros desnotados
bajo aquella luna
o eran palabras flotantes
de vaporosa espera?
Ya la verdad no recuerdo nada
que no sea tu sabor de mujer,
cándida, violenta,
reventada en pasiones y
anocheceres de madreselva.
Mujer sin pares, ni vueltas
mujer de ardores razgados,
notas embrujantes
ojos magullados, espectantes,
como búho pendiente del avance
del ave de presa tras su pelaje.
Mujer, morena...
Curvas de cuatro bajo una palmera,
radio de telenovelas antiguas,
voces profundas y traicioneras,
sonidos de puertas
y susurros de otros que no cesan.
Mujer, borincana...
refugiada de olvidos
y ríos amantes
que acurrucan su sueño.
Cónyuge del monte,
cabellera de cielo roto.
Julia, Clara, Mariana,
eres todas enrredadas...
Pero un día gritarás
arrebatada, desecha,
inclinada a matarme
de una vez y con pruebas
porque lo único que de mí obtienes
aunque nada me queda,
son palabras y palabras
simples palabras pasajeras...
Palabras de amor, de pasión,
pintadas de rosa y azul turquesa.
Palabras sonoras que nadie escucha
que han perdido importancia
ante la espera.
Espera de acciones de amor desfrenado
que no se oculten tras besos y abrazos
al momento de unir una vez más
tus curvas de cuatro boricua
y mis caderas de sirena deslunada
rememorada de palabras...
Palabras pasajeras...

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