17 de septiembre de 2006

Safo encadenada


¡No te lo pienses y ataca!
Sacudeme el precipicio
entre tus faldas
de mujer energética y alterada.
Re-mátame con mi daga abandonada.
Encadéname la libertad
mientras bajo en picada
la alta cumbre de los celos
donde me has abandonado fatigada
y revuelta como muerta sin calma.
¡No desesperes, ataca!
Hazme sentir la muerte
en un soplo de vida
con el golpe de tu arma.
¡Desgárrame las entrañas,
oh, niña de rubios cabellos!
Separame el coraje del alma
y dejame seca....
pero en calma.

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