27 de septiembre de 2011

Querías matarme...


Querías matarme, eso decías, querías arrastrarme a las olas del saber sobrepoblado. Alumbrarme las alforjas recónditas del sueño y adorarme como se adora lo pasado. Eres la epítome perdida de un subterfugio emocionado, de un andar tranquilo sin amaneceres de resguardo. Es como fabricar dulcemente el sentir arrebolado de un día más que no se pierde, de un anhelo más que no se guarda, de un susurro más que he perdido y un amor cocido en las pestañas. ¿Cómo abrazarte entre lamentos? ¿Cómo sentirte entre suspiros? Eres el recuerdo excitante de lo que nunca ha sido, de lo que jamás sonó como coda aleteante de mi sabiduría. Eres aquello que se pierde en los rincones dormidos de la vida.

Y sin embargo, querías matarme, eso decías. Querías odiarme entre susurros lagrimados, entre el deseo yuxtaposicionado y el ánimo de gotas succionado. Querías sentirme, es el problema, querías saber de dónde saco el material húmedo de mis versos lejanos, de mis noches perdidas, de mis torturas frugales de besos intoxicados. Querías matarme, mas no corpóreamente, eso lo sabes, confiésalo entre suspiros solapados. Sé me fiel en las sonrisas, no te pierdas en la penumbra sigilosa del pasado. Augúrame un momento entre tus brazos, profetízame el placer de tus pedazos, y luego mátame lentamente, arrebátame el aire entre tus dedos, desmáyame el alma entre tus brazos y déjame, déjame moribunda en las sábanas vacías de un retrato que te cociste en la mente para olvidarte de mis labios.

Querías matarme, eso decías… Aprovéchame ahora… Ahora que te estoy esperando.

1 comentario: