7 de diciembre de 2008

No estoy sola


Realmente no estoy sola.
El silencio me acompaña
como todas las mañanas.

Me levantó abandonada
y entra apresurado en llanto
por la vieja ventana.

Nunca me ha mentido,
apenas habla.
Nunca me ha despachado
y siempre busca mi tacto
sin importar mi humor de niña malcriada.

Lo siento entre mis carnes,
silbando en mis piernas al andar.
Siento su roce elegante
de aquel habituado a agradar.

Me susurra en el oído
como el amante que no desea olvidar
y entre el recuerdo y su aliento
olvido, como siempre, olvidar
el de aquél otro que si me supo abandonar.

Su sonrisa me persigue,
me atormenta su rostro.
Pero él está solo
entre la gente que sobrevive.

Yo no estoy sola…
El viento me acompaña
Y su música sonora
Me vuela suavemente hasta la coda.


No estoy sola…
el viento, el viento me acompaña.

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