2 de julio de 2006

Ella


Olvidé abrazarme
mientras te abrazaba
y encontrarme
fue agonía para el alma vieja
de mis amaneceres.
Mujer de otra noche sin mañana
decora de éxtasis la fantasía de este mundo.
Esparce tu carne,
regálame tu sabor.
Véndeme el orgasmo,
y soborname el corazón.
Abre tus caderas bajo la yerba fresca,
recorre con tus manos
tu cuerpo adolescente
y entre mirada y suspiro,
enseñame a olvidar.
Olvidar, dulcemente, que otra me espera
junto a la puerta de la casa aquella
de mis aventuras juveniles.
La que me espera maleta en mano
para decirme adiós.
No la culpo, ¿para qué?
Ella es de otro y yo olvidaré
su perfume entre tu sabor de niña
y tu cuerpo de mujer almidonada.
Entre tu saliva y su recuerdo
tocaré un vals antiguo, perezoso,
excitante y pasional.
Bailaré en tu cuerpo...
¡Pero no dejes, niña,
que te toque el alma!
Despídeme con una lágrima
y recuérdate entre mis dedos.
Cuando el compás de otro cuerpo
y el ritmo de otro latir
llene tu cama...
Recuérdate, muñeca, entre mis labios.
Luego...
desecha la memoria
o un lamento traicionero
adornará el camino
que trase tu cuerpo
cuando cambies de sendero
hacia otra cama.

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