8 de febrero de 2007

Morirme atragantada

Paladear sus palabras.

Succionar sus gestos.

Tocar mi lengua en su mirada.

Morder mis ansias en su pecho.

Besar cada cana tras su oreja.

Saborear agonizante sus entrañas.

Morirme poco a poco entre sus uñas,

Y revivir arrebolada y blanda.




Beberme sus murmullos.

Bailar un tango horizontal de cama.

Socarronamente ensalivar su espalda.

Agonizar en sus uñas blancas.

Y respirar entre el cabello sudado que me cubre la cara.



Y mañana de nuevo me placeré en repitir todas estas acciones con las mismas ansias (o quizás otras, quizás más, quizás distintas o más calmas)…


Porque cada día contigo es una primera vez carnalizada... y cada aventura una pequeña muerte del alma que resucitará en la madrugada.

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